Imagina que participas de un remate que parte en $1.000 donde el premio es $100.000, pero el segundo lugar debe dejar su postura sobre la mesa, y solo la máxima postura se lleva el premio. Obviamente será fácil colocar $1.000, $2.000, etc. Y sobre los $51.000 será cada vez menor el retorno para el ganador. Y al llegar a $98.000 no tendrá mucho sentido seguir salvo que es mejor incluso perder una baja cantidad que perder una gran cantidad y por eso el juego seguirá por sobre los $150.000.
El verdadero problema es no haber pensado este escenario en forma anticipada desde el comienzo. El emprendedor que sigue invirtiendo en su idea. El que compro una casa a valor alto y sigue endeudandose. El enamorado que sigue solo por el tiempo invertido aunque ya no la quiera más. La mejor decisión es no haber comenzado el juego. Claro que es difícil anticipar cada escenario en este mundo complejo. Es difícil pero es necesario hacerlo.
¿Vale la pena empezar un nuevo juego?